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DE ABRIL
NAVARRA
Los
que asistieron a la alubiada del restaurante Zubiondo
de Zarauz, aquel 22 de noviembre de 1997, para celebrar
los 90 años
de Jorge Oteiza, apostaban seguros por la fortaleza
del escultor para llegar con facilidad a los cien
años. No fue así y, un 9 de abril de
2003, fallecía tras un rápido deterioro.
Este año se celebra, pues, el centenario de
su nacimiento y el Museo
de Alzuza
lo hace con una exposición más amplia
de su obra, una cronología de la misma
con abundante material fotográfico y la proyección
de dos audiovisuales sobre el escultor. Uno de ellos
realizado para el Museo y el otro, un programa monográfico
de Euskal Telebista emitido hace ya unos años.
Hicimos la visita a media mañana, con un sol
impresionante que aprovechamos para cumplir con la
tradicional foto
de grupo.
Antes habíamos visitado Pamplona, en especial
su Parte
Vieja,
para volver a su catedral y recorrer de nuevo su interior
con su rico presbiterio,
sus capillas de ricos retablos del XVI y XVII, el
Mausoleo
Real,
que contiene los restos de Carlos II el Noble y Leonor
de Trastamara. Recorrimos el Claustro,
el Refectorio,
la Cocina,
la Cillería
y la Cripta.
Nos hartamos, una vez más, de hacer fotos.
Tuvimos tiempo, después, de callejear un rato,
recordar otros edificios de interés, entre
los que no hay que dejar pasar la iglesia de San
Saturnino
y algún que otro bar, en el que reponer
fuerzas. Tras el museo de Oteiza, nos acercamos a
Huarte para, primero, comer en el Hotel Carlos III
y, después, visitar y conocer el Centro
de Arte Contemporaneo,
que dirije nuestro amigo Enrique Ordóñez.
Una apuesta valiente por fuera, con un edificio singular
y un contenido de exposiciones temporales de propuestas
de vanguardia. Un proyecto
muy arriesgado que quisiéramos ver crecer
y arraigar por el bien de la cultura.
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Catedral
de Pamplona
Centro
de Arte Contemporáneo de Huarte
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17
DE OCTUBRE
ARANDA DE
DUERO
Pues sí, como estaba previsto, el viernes,
17, a las 16:30 horas salíamos en el, ya
casi dominico, Goiherribus hacia tierras de Santo
Domingo de Guzmán. Como ovejas a la casa
del padre. Pero, o bien, por la crisis económica
o, por la espiritual, no conseguimos llenar el aforo.
Tuvimos peli buena, y como siempre, de la colección
de Fabian. Presentada y comentada por él.
Esta vez tocó “El golpe”. De
lo mejor del recién fallecido Paul Newman,
que nos hizo muy corto el viaje y tras un parking
imposible y acosados por los munipas, frente al
Hotel Julia, trasteo de maletas y rápidamente
a cenar al asador-museo del hotel-museo. Sopa de
verduras y pollo guisado. Muy bien. Algunos hicimos
la ronda nocturna, pillamos a la Iglesia de Santa
María vestida de noche y luego topamos con
el Somatén, en la Plaza
Mayor.
Allí un cubatilla y a dormir. El sábado,
tocaba Peñaranda de Duero, en momento vendimia.
Llegamos a la plaza.
¡Qué plaza! Con su rollo,
su iglesia
y el palacio
de los
Avellaneda
y sus increíbles artesonados
. Aquí, la simpática guía del
pelo bonito, nos hizo la foto
de grupo.
El suelo empedrado en cuarzo y al fondo ese castillo.
Y los chopos, álamos, o lo que sean, como
de fiesta. No hacía mucho frío, pero
la menestra y el cordero guisado entraron bien.
Estaba previsto que lloviera, y llovió. Pero
nos pilló de viaje hacia Caleruega, que es
como la Meca de los dominicos. Allí estaba
la casa
torre, en obras, donde nació
Santo Domingo de Guzmán, el convento
y el museo.
Un grupo de monjas dominicas de clausura custodian
y organizan estos edificios. Pudimos ver a alguna,
que nos abrió las puertas y a las que nos
vendieron las pastas de coco, de naranja y, hasta
de seis variedades, que disfrutaremos en casa a
su salud y a la del santo patrón Txomin.
Vuelta a Aranda y la noche libre, aunque no lo pareciera,
porque casi todos nos volvimos a encontrar en El
Lagar de Isilla. Cordero, setas y sus bodegas
como catacumbas, de las que Aranda está minada.
El domingo, recorrimos, primero Aranda y su centro
histórico. Vimos la Iglesia de Santa María,
de día. Por fuera
y por dentro.
Y otras iglesias, conventos y más lugares
preciosos. Luego a Lerma, con permiso del Duque.
Nuestro grupo se unió a otros y así,
todos juntos en unión, recorrimos, tras una
guía con pingajillo, el circuito
turístico, haciendo escala
en el Monasterio de la Ascensión, la Colegiata
de San Pedro, y algunos
lugares más.
Nos contó que había ciento sesenta
y tantas monjas clausuradas. Nos sorprendió
la impresionante Plaza
de San Blas,
frente al Palacio Ducal y el convento de San Blas,
llena de coches. Comimos cerca, en el Lis 2. Alubias
blancas y lomo. Y vuelta a casa con Marilin,
la tentación del piso de arriba, que no llegamos
a disfrutar del todo. Una pena.
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Y,
al final, fué nuestro santo patrón,
Txomin de Guzmán, quien nos hizo
sacar los paraguas en Caleruega. Parece
que a él le hubieran robado el
suyo. |
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Santa
María de Aranda, vestida de noche.
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Peñaranda
de Duero desde el castillo.
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