EXCURSIONES 2008


26 DE ABRIL
NAVARRA

Los que asistieron a la alubiada del restaurante Zubiondo de Zarauz, aquel 22 de noviembre de 1997, para celebrar los 90 años de Jorge Oteiza, apostaban seguros por la fortaleza del escultor para llegar con facilidad a los cien años. No fue así y, un 9 de abril de 2003, fallecía tras un rápido deterioro. Este año se celebra, pues, el centenario de su nacimiento y el Museo de Alzuza lo hace con una exposición más amplia de su obra, una cronología de la misma con abundante material fotográfico y la proyección de dos audiovisuales sobre el escultor. Uno de ellos realizado para el Museo y el otro, un programa monográfico de Euskal Telebista emitido hace ya unos años. Hicimos la visita a media mañana, con un sol impresionante que aprovechamos para cumplir con la tradicional foto de grupo. Antes habíamos visitado Pamplona, en especial su Parte Vieja, para volver a su catedral y recorrer de nuevo su interior con su rico presbiterio, sus capillas de ricos retablos del XVI y XVII, el Mausoleo Real, que contiene los restos de Carlos II el Noble y Leonor de Trastamara. Recorrimos el Claustro, el Refectorio, la Cocina, la Cillería y la Cripta. Nos hartamos, una vez más, de hacer fotos. Tuvimos tiempo, después, de callejear un rato, recordar otros edificios de interés, entre los que no hay que dejar pasar la iglesia de San Saturnino y algún que otro bar, en el que reponer fuerzas. Tras el museo de Oteiza, nos acercamos a Huarte para, primero, comer en el Hotel Carlos III y, después, visitar y conocer el Centro de Arte Contemporaneo, que dirije nuestro amigo Enrique Ordóñez. Una apuesta valiente por fuera, con un edificio singular y un contenido de exposiciones temporales de propuestas de vanguardia. Un proyecto muy arriesgado que quisiéramos ver crecer y arraigar por el bien de la cultura.

Museo Oteiza en Alzuza

Catedral de Pamplona

 

Centro de Arte Contemporáneo de Huarte

17 DE OCTUBRE
ARANDA DE DUERO
Pues sí, como estaba previsto, el viernes, 17, a las 16:30 horas salíamos en el, ya casi dominico, Goiherribus hacia tierras de Santo Domingo de Guzmán. Como ovejas a la casa del padre. Pero, o bien, por la crisis económica o, por la espiritual, no conseguimos llenar el aforo. Tuvimos peli buena, y como siempre, de la colección de Fabian. Presentada y comentada por él. Esta vez tocó “El golpe”. De lo mejor del recién fallecido Paul Newman, que nos hizo muy corto el viaje y tras un parking imposible y acosados por los munipas, frente al Hotel Julia, trasteo de maletas y rápidamente a cenar al asador-museo del hotel-museo. Sopa de verduras y pollo guisado. Muy bien. Algunos hicimos la ronda nocturna, pillamos a la Iglesia de Santa María vestida de noche y luego topamos con el Somatén, en la Plaza Mayor. Allí un cubatilla y a dormir. El sábado, tocaba Peñaranda de Duero, en momento vendimia. Llegamos a la plaza. ¡Qué plaza! Con su rollo, su iglesia y el palacio de los Avellaneda y sus increíbles artesonados . Aquí, la simpática guía del pelo bonito, nos hizo la foto de grupo. El suelo empedrado en cuarzo y al fondo ese castillo. Y los chopos, álamos, o lo que sean, como de fiesta. No hacía mucho frío, pero la menestra y el cordero guisado entraron bien. Estaba previsto que lloviera, y llovió. Pero nos pilló de viaje hacia Caleruega, que es como la Meca de los dominicos. Allí estaba la casa torre, en obras, donde nació Santo Domingo de Guzmán, el convento y el museo. Un grupo de monjas dominicas de clausura custodian y organizan estos edificios. Pudimos ver a alguna, que nos abrió las puertas y a las que nos vendieron las pastas de coco, de naranja y, hasta de seis variedades, que disfrutaremos en casa a su salud y a la del santo patrón Txomin. Vuelta a Aranda y la noche libre, aunque no lo pareciera, porque casi todos nos volvimos a encontrar en El Lagar de Isilla. Cordero, setas y sus bodegas como catacumbas, de las que Aranda está minada. El domingo, recorrimos, primero Aranda y su centro histórico. Vimos la Iglesia de Santa María, de día. Por fuera y por dentro. Y otras iglesias, conventos y más lugares preciosos. Luego a Lerma, con permiso del Duque. Nuestro grupo se unió a otros y así, todos juntos en unión, recorrimos, tras una guía con pingajillo, el circuito turístico, haciendo escala en el Monasterio de la Ascensión, la Colegiata de San Pedro, y algunos lugares más. Nos contó que había ciento sesenta y tantas monjas clausuradas. Nos sorprendió la impresionante Plaza de San Blas, frente al Palacio Ducal y el convento de San Blas, llena de coches. Comimos cerca, en el Lis 2. Alubias blancas y lomo. Y vuelta a casa con Marilin, la tentación del piso de arriba, que no llegamos a disfrutar del todo. Una pena.

Y, al final, fué nuestro santo patrón, Txomin de Guzmán, quien nos hizo sacar los paraguas en Caleruega. Parece que a él le hubieran robado el suyo.

Santa María de Aranda, vestida de noche.

Peñaranda de Duero desde el castillo.