26 de Abril
EL VALLE DE MENA
La curiosa comarca de la Merindades se encuentra al norte de la provincia de Burgos, apoyando su cabecita en la comunidad de Cantabria, y en las provincias de Álava y Vizcaya de la comunidad del País Vasco. Es zona de rico patrimonio histórico y, curiosamente, en el ya desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena, se firmó, el 15 de septiemre del año 800, un documento notarial de donación, donde aparece esrito por primera vez en la historia, el nombre de Castilla: "... IN TERRITORIO CASTELLE...".
Salimos temprano de San Sebastián con climatología poco prometedora, que poco a poco va empeorando por el camino. La primera parada es en la iglesia de San Lorenzo, en Vallejo de Mena. Una preciosa muestra del último románico, de finales del XII, recién restaurada. En una de las tumbas del interior aparece una inscripción que indica que, esta iglesia, fue donada por Doña Endrequina de Mena a la Orden de San Juan de Jerusalén. Llama la atención la variedad y originalidad de los motivos de los capiteles y ménsulas. Es una iglesia de una sola nave, que termina en un ábside, y que pese a su reducido tamaño, tiene tres puertas de acceso. Aparte del edificio, llama la atención la personalidad del enorme perro pastor de la guardesa, la simpatía del caballo de uno de los vecinos y la belleza de la Sierra de Cantabria que vigila nuestros movimientos. La segunda visita es para la iglesia de Santa María de Siones, muy cerca de la anterior y de la misma época. Su interior en más rico que y destacan las dos capillas laterales del crucero por sus interesantes relieves. Aprovechamos la buena luz que se ha abierto entre las nubes y hacemos una foto de grupo en este emblemático escenario. Vuelve a hacerse notoria la simpatía de la fauna. Esta vez es un burro quien se acerca a saludarnos.
Pasamos cerca de Villasuso y nos detenemos en Espinosa de los Monteros, importante y estratégico núcleo en la Edad Media por ser paso entre Cantabria y la meseta de Castilla. Sancho Gracia, conde de Castilla, creo en 1006, en esta población, el cuerpo de los Monteros de Espinosa, encargados, entre otras funciones de la custodia nocturna del rey y su familia. Actualmente este cuerpo forma parte del la Guardia Real. Es la hora del aperitivo y, algunos entramos en un bar lleno de carteles de la Real Sociedad y del Eibar, de donde es oriundo en propietario. Buen chorizo de la zona, vinito y charleta sobre fútbol. Visitamos, en el casco urbano y la Iglesia de Santa Cecilia. Llueve y recorremos el pueblo, que cuenta con gran cantidad de palacios y torres nobiliarias de los siglos XV y XVI ( Palacio de Legarda, Palacio de Chiloeches, Torre de los Velasco, de los Monteros, de los Azulejos, etc...) , ciertamente bastante deterioradas. Nos detenemos en la Torre Ilustre, la de Berrueza, de los Monteros, la de Fernández Villa, la de los Azulejos, etc. El Palacio de Chiloeches, en cuya portada nos hacemos otra foto de grupo, en la plaza y bien restaurado, sirvió de cuartel a las tropas de Napoleón en la Batalla de Espinosa. Una plaza con una enorme piedra con la imagen de Sancho Gracia, que da nombre al espacio. Comemos en un curioso lugar, de nombre La Mantequería y, de allí, casi sin descanso partimos hacia la Ojo Guareña, en la impresionante sierra de Cantabria. Podría aprovecharse ese tiempo para una pequeña siesta digestiva, pero la belleza del paisaje no permite al sueño apoderarse de nadie. Esa inmensa pared de piedra, que se hace mayor a medida que nos acercamos, nos llena de emoción. La cueva tiene un centro de interpretación en Quintanilla de Rebollar, a unos 15 kilómetros, pero lo pasamos de largo. Ojo Guareña es una formación kárstica, con más de cien kilómetros de galerías, que hasta hace cinco años era considerada la más importante de España. Hoy son las vecinas de Mortillano, con veinte kilómetros más, las que ostentan el título. Aquellas tienen el acceso en la zona alta, a través de un gran hall, donde se reunía en Concejo de la Merindad, desde el XVII, hasta 1924, que lo hace en el Ayuntamiento de Sotocuevas. En este hall se encuentra la taquilla y en ella nos colocan los cascos obligatorios. Entramos en varios grupos y la guía nos conduce por un sistema de pasarelas metálicas, por los seiscientos metros el recorrido visitable, contándonos las historias de este Monumento Natural. Insiste en que sirvió a los habitantes de la zona para esconder el grano, para lo que construían unas ingeniosas cavidades que luego sellaban con tapas de piedra. Algunas de ellas están ahora iluminadas para poder apreciarlas. Las huellas más antiguas de presencia humana nos llevan a 70.000 años. Hay pinturas rupestres de hace 19.000 años y unas huellas humanas posteriores. El recorrido termina en una capilla de San Bernabé, del siglo XIII con unos murales del XVIII y XIX en los que, a modo de cómic, se narra la vida, martirio y milagros de San Tirso. Y de ahí a una impresionante terraza natural al aire libre, desde donde se disfruta de un paisaje interminable. Subimos por un camino de reciente construcción hasta el aparcamiento. Hace bastante frío en esas alturas y subimos rápido al autobús para tomar el camino de vuelta a Donosti. Vemos una bonita película pero, esta vez sin el comentario de Fabián.
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Iglesia de San Lorenzo, en Vallejo de Mena |

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Capilla de San Bernabé en Ojo Guareña
Foto de grupo en la fachada del palacio de Chiloeches, en Espinosa de los Monteros.
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26 de Septiembre
SEGOVIA Y EL CASTILLO DE PEDRAZA
El viernes 26 de septIembre salimos de la estación de Amara, pero no a las 16,00 h. como estaba previsto sino casi media hora después ya que la estación estaba colapsada de autobuses que iban a Madrid a una beatificación y el nuestro de Goierribus no hacía más que dar vueltas sin hallar un sólo hueco donde aparcar para recogernos.
Tras ver una película y escuchar las explicaciones históricas de Montse sobre Segovia y su provincia, llegamos a cenar al hotel "Acueducto de Segovia", con magníficas vistas sobre el acueducto iluminado.
El sábado 27 con un día espléndido salimos para Pedraza, preciosa población rematada por el castillo que fue residencia de los Condestables de Castilla (los Fernández Velasco) adquirido por Ignacio Zuloaga en 1925, y que hoy alberga su Museo. Tras el reciente reparto de la herencia entre sus descendientes, el castillo ha correspondido a nuestra amiga Rosa Suárez Zuloaga, quien como "castellana del castillo" nos esperaba para darnos la bienvenida. Ella misma nos acompañó en la visita de las salas del museo, donde se exponen espléndidas obras del pintor eibarrés ("El Chepa", "Las presidentas", "Retrato de Falla", "Retrato del escultor Beobide"... ), y también nos mostró las habitaciones privadas con parte de la colección histórica atesorada por Ignacio Zuloaga. Después asistimos a la presentación en el patio del castillo, de un libro del escritor Carlos Álvaro Gómez, titulado "José Rodao. ¡Ese soy yo!", biografía novelada del periodista que fue amigo, compañero de viajes y cronista de Ignacio Zuloaga durante sus estancias en Segovia. Para cerrar esa deliciosa mañana Rosa nos ofreció un aperitivo en los jardines del castillo, donde todos charlamos de forma muy animadan nos hicimos la foto de grupo y le agradecimos su amabilidad.
De ahí nos desplazamos en el autobús a Collado Hermoso, donde comimos en el restaurante "La matita", su célebre cordero precedido de unos entrantes de chorizo, morcilla y judiones. Bien alimentados pues, nos fuimos en el autobús hasta Turégano (escenario del cuadro "Torerillos de Turégano" que se conserva en el Museo de San Telmo"), donde visitamos su castillo medieval que alberga una interesante iglesia del siglo XIII dedicada a San Miguel. La guía nos explicó la historia de la fortaleza donde estuvo prisionero Antonio Pérez, secretario de Felipe II.
Al atardecer regresamos a Segovia capital y, aunque algunos aún tuvieron valor para cenar, fueron muchos los que se sentaron a tomar algo en las mesitas de la plaza mayor, contemplando la catedral iluminada, aunque un tremendo chaparrón despejó el lugar al filo de la media noche.
El domingo 28 después de desayunar hicimos un recorrido por la ciudad a pié. Pasamos bajo el acueducto y fuimos a la catedral, coincidiendo con la presencia, en la misma, de la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia trasladada al templo desde su ermita para las fiestas. La catedral es un ejemplo del gótico tardío (se inició en 1525 según los planos de Gil de Hontañón), con capillas y bóvedas góticas pero cúpula sobre el crucero. En su interior se conservan algunos elementos de la catedral preexistente (destruida durante la Guerra de los Comuneros contra Carlos I) y tiene añadidos muy posteriores como el trascoro neoclásico.
De ahí fuimos al impresionante Alcázar de Segovia, sede de la corte de los Trastámara y residencia de los Reyes Católicos. Visitamos el interior, con sus lujosos salones artesonados (reconstruidos tras el incendio de 1862) como la sala de Galera, la del Solio o la de las Piñas, y por supuesto la capilla y salón con los dos tronos reales.
Después nos desplazamos hasta el Palacio Episcopal, edificio renacentista que alberga, además de un restaurante en su patio, el Museo dedicado al ceramista Daniel Zuloaga Boneta (tío el pintor Ignacio) con una espléndida colección de piezas de cerámica y decoraciones para fachadas de edificios, algo que estuvo muy de moda a principios del siglo XX y que, en San Sebastián, podemos ver por ejemplo en el puente de María Cristina. Esta colección, al igual que la de cristales de la Granja que la acompaña, ha podido conservarse gracias al esfuerzo personal de un mecenas local, Don Eleuterio Laguna quien, frente al desinterés de las instituciones, compró las piezas para que no salieran de Segovia y las dispuso en este museo, financiándolo en su integridad. Don Eleuterio nos recibió personalmente y tuvimos ocasión de alabar su gesto y agradecer su interés en la conservación del patrimonio.
Después de comer en el hotel, nos fuimos de Segovia, parando en la iglesia románica de la Vera Cruz, famosa por su planta poligonal atribuida a los templarios. Al estar cerrada por las fiestas de la Fuencisla tuvimos que limitarnos a verla por fuera, tras lo cual iniciamos el viaje de vuelta a San Sebastián.
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El acueducto |

Foto de grupo con Dn. Eleuterio Laguna

Iglesia de la Veracruz
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