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EXCURSIONES 2016 |
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Viernes, 14 de octubre
LÉRIDA A las cuatro de la tarde, salíamos de la nueva estación de autobuses. El Goiherri a tope y Juantxo, su chófer, estrenaba con nosotros. “Cuando cae la nieve” es la película que nos ponen para el segundo tramo del viaje. Llegamos al hotel y tras instalarnos, una ensalada y pollo, nos esperan en el comedor. Como está céntrico, algunos nos damos una vuelta por la zona para tomarle el pulso a la ciudad, que está vacía y sin un tasco para tomarnos un café. Nos entretuvimos con Indibil y Mandonio, los héroes históricos, que estaban aburridos en el Arco del Puente, antigua entrada a la ciudad. El día siguiente, sábado, con un sol radiante, y después del desayuno buffet, entramos ya en materia. Con el autobús, que se traba en el camino, llegamos a la colina donde están la Seu Vella y el Castillo de la Suda. Impresionante la catedral vieja, del siglo XIII, ya desacralizada, con sus enormes espacios vacíos, sin bancos ni altares, ni nada, donde la gente pasea a su aire, haciendo fotos y buscando espíritus. Se mantienen algunas pinturas muy interesantes de estilo gótico lineal. El claustro impone por sus medidas. Se dice que es uno de los más amplios de España. Ideal para una foto de grupo. Y fuera, la gran explanada, con vistas a toda la ciudad. Al lado de la catedral, el castillo, bastante más deteriorado y con muchas historias que contar, como el enlace entre Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón, en 1150, que supuso la unión de Cataluña y la Corona Maña. Un aperitivo antes de comer en el hotel. Hoy tocaba menestra de verdura y pescado. Por la tarde, recorremos a pié el Museo Diocesano. Muy agradable, bien montado e iluminado, con interesantes piezas catalanas y aragonesas. Después visitamos la Iglesia de San Lorenzo, de estilo románico, y dos naves laterales góticas. Llamaba la atención la piedra vista y los diferentes retablos, también de piedra. Montse nos puso al corriente, como siempre, de cada detalle. Después ya, en diferentes grupos recorrimos el centro de la ciudad, viendo los diferentes edificios, muy interesantes, dedicando más tiempo a los modernistas. Esa noche, como es costumbre, buscamos un lugar para “cenar de la tierra”, que también es cultura. Y nos decidimos por una “catedral” donde preparasen esos caracoles a la llauna, que tanta fama han conseguido. Con escalibada, claro. El domingo comenzamos por el Conjunto Monumental El Gardeny, un castillo templario situado en otra colina de la ciudad, y con unas vistas espectaculares, y de ahí ya fue patear la ciudad antigua con escala en el Museo de Jaume Morera, un antiguo casino, donde vimos una exposición de Manuel Viola. De allí a la Catedral Nueva, que estaban celebrando la misa dominical, el antiguo Hospital de Santa María, donde vimos una exposición sobre el Holocausto, el Ayuntamiento y una serie de edificios muy guapos, hasta que conseguimos encontrar un bar con vermouth de barrica y un algo para aperitivar en un día de verdadero verano. Había carrera de trial o algo parecido, pero no encontramos un lugar donde comprar alguna tontería de recuerdo. Una pena que, una ciudad con tanto que ofrecer al visitante, tenga tan descuidada su atención. De ahí al hotel a comer. Un arroz con hongos, bastante tieso y unas costillas sin domesticar. Qué pena de despedida, porque el hotel estaba muy bien. Película de políticos de una honestidad de película, "The Runner" con un Nicolas Cage sobreactuado, como siempre, y una Connie Nielsen guapísima, como siempre. Un fin de semana muy bien aprovechado.
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