29 abril 2017
LEQUEITIO Y DEVA
Salimos de la estación con el reloj del bus marcando las 9,00 de acuerdo con la puntualidad habitual en los viajes de la Asociación.
Con un día espléndido recorrimos un hermoso paisaje primaveral mientras Montse nos hablaba de la población vizcaína de Lequeitio y de dos mujeres que marcaron su historia: María Díaz de Haro, Señora de Vizcaya, que fundó la villa de Lequeitio en 1325, y Zita última emperatriz del Imperio Austro-húngaro que tras perder la corona (al acabar la 1ª Guerra mundial) y quedar viuda, residió en Lequeitio junto a sus nueve hijos durante siete años (1922 a 1929) .
En la marinera villa recorrimos el casco histórico y visitamos la Basílica de la Asunción de Nuestra Señora edificio gótico que data del siglo XV, y que entre otras cosas tiene un impresionante retablo hispano-flamenco ( el tercero de España por su tamaño tras los de las catedrales de Toledo y Sevilla) cuyas tallas y policromía son de extraordinaria calidad. El templo tiene una bella fachada gótica y una torre cuyo remate fue modificado en el XVIII. En el XIX se le añadieron la actual girola y el pórtico norte de estilo neogótico.
Después vimos el Ayuntamiento del XVIII con el escudo y el lema de la villa en su fachada. A continuación la iglesia de la Compañía de Jesús ( ahora denominada de San José) obra de primcipios del XVIII que representa a la perfección el tipo de templo jesuítico. En su interior se encuentra el bello sepulcro de José Javier de Uribarren ( indiano de gran fortuna y benefactor de su villa natal) y su esposa Jesusa Aguirrebengoa. El monumento de estilo romántico fue realizado en 1886 en el taller bilbaíno de Bernabé Garamendi y Serafín Basterra .
Recorriendo la calle Arranegi donde hay muchos antiguos edificios que atestiguan el floreciente pasado de la villa, llegamos al extremo final del puerto para contemplar la vista de la isla de San Nicolás, la desembocadura del río Lea y las playas de la localidad que la convitieron en un centro de veraneo a partir de finales del XIX.
Hubo tiempo libre para el aperitivo antes de ir al restaurante Beitia Barri, donde nos dieron una comida pantagruélica, que casi nos impidió levantarnos del asiento. Pero había que seguir el programa, así que cogimos el autobús para ir a la vecina Deva contemplando un precioso paisaje costero. Recibimos las explicaciones pertinentes en el recorrido y al llegar a Deva ( fundada en 1343 por Alfonso XI de Castilla y poblada por los habitantes de la vecina Iciar) visitamos la iglesia de Santa María, templo de planta de salón que combina los estilos gótico y renacentista. Además de un bello claustro y una sacristía añadida en el siglo XVIII y dotada de un hermoso mobiliario rococó, posee una portada gótica policromada cuajada de esculturas y relieves que dejó admirado a todo el grupo.
De allí regresamos a San Sebastián con el mismo sol espléndido que a la salida.
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Estación de Euskotren en Deba
Grupo en el claustro de la iglesia de Santa María de Deba
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Viernes, 6 de octubre de 2017
SORIA
Ya habíamos visitado Soria, un 7 de octubre de 2005. Para ver la exposición de los Celtíberos, en el Museo Numantino, y nos alojamos en un hotel a las afueras. Esta vez, el Hotel Alfonso VIII, estaba pegado a la zona de más ambiente de la ciudad, y tenía un desayuno de buffet extraordinario, lo que hizo que el viaje fuese más placentero. Era, por otra parte, un viaje especial, pues era el último en el que Montse ejercía de guía y presidenta de la AAMST, después de veinticinco años pilotando la nave.
El viaje fue agradable. Salíamos de una Donosti lluviosa y, a los pocos kilómetros, disfrutamos de un sol tropical. Y de una película muy divertida, de título “Villaviciosa de al lado”. Para las 19:30h, estábamos en el hotel y nos dio tiempo de tomarnos un vinito con torrezno, antes de cenar un puré de verduras y un pollo con patatas. Y a dormir porque, en estos viajes, hay que madrugar para aprovechar el tiempo.
El sábado, después del desayuno, nos vamos en el Goierri Bus al Monte Valonsadero. Como cinco kilómetros hacia el norte, con casi 3000 hectáreas de dehesa, salpicada de robles y rocas, algunas de ellas, en forma de abrigo natural contienen pinturas de la Edad del Bronce, descubiertas hacia 1950. Hay quinientas catalogadas a lo largo de un itinerario que recorrimos en procesión, los casi 60 excursionistas. También había toros bravos, pero lo que reinaba en aquél paisaje era una paz majestuosa. De allí a la Villa Romana Dehesa, descubierta en 1928, y que se encuentra protegida por una estructura de madera y hierro. Se puede visitar cómodamente a través de unos pasillos elevados. Un guía nos describió su estructura y su historia, nos habló de sus importantes mosaicos, en distintas fase de restauración, para terminar por un pequeño espacio temático. De allí a Almazán y su plaza. Y su extraordinaria iglesia románica de San Miguel. Y la boda que se celebraba ese sábado luminoso en ella. De ahí a comer un puré de setas y un buen rabo de ternera, en el Restaurante Villa de Almazán. Un poco más al sur, llegamos a Morón de Almazán, un pequeño pueblo del que sobresale una preciosa torre renacentista, que nos da motivo suficiente para hacernos un par de fotos de grupo, en las escalinatas de la plaza que contiene la Iglesia de la Asunción, el rollo medieval y el palacio de Hurtado de Mendoza, convertido en museo del traje soriano. Un joven gatito nos acompañó durante todo el recorrido por la plaza y la iglesia. Para las siete estábamos ya de vuelta en el hotel. Una hora y media de callejeo y a cenar cada uno donde quiso.
El domingo fue más urbanita. Un poco de madrugueo, desayuno amplio y variado, dejar las maletas en la habitación de Merche y a callejear. Comenzamos hacia el norte, hasta la Iglesia de Santo Domingo, dicen que la mejor muestra del románico, renovada y ampliada por Alfonso VIII. De ahí retornamos hacia el sur, pasando una serie de edificios singulares y haciendo escala en el Instituto Machado, donde impartió clases el poeta. Más adelante llegamos a San Juan de Rabanera, Esta iglesia románica aparece en el censo de Alfonso X el Sabio de 1270. Durante el barroco fue objeto de diferentes intervenciones que fueron eliminadas casi por completo en el siglo XX. De ahí a la concatedral de San Pedro. Esta colegiata, comparte, desde 1959, sede catedralicia con Burgo de Osma. Y, para finalizar el recorrido, atravesando el Duero, el Claustro de San Juan del Duero, restos de un monasterio de la Orden militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, levantado en la primera mitad del siglo XII y que se mantuvo habitado hasta el siglo XVIII. Allí nos hicimos otra foto de grupo, nos refrescamos en la terraza del bar, hicimos alguna compra y nos volvimos al centro. Algunos continuaron hasta la ermita de San Saturio y su bello enclave.
Aperitivo en la popular plaza Mariano Granados, sopa castellana y carne guisada en el comedor del hotel y camino de vuelta a Donosti. Esta vez no hubo película por avería, pero adelantamos la llegada, casi una hora. Despedida y cierre.
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Pinturas rupestres de Monte Valonsadero
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Torre plateresca de la Iglesia de la Asunción, en Morón de Almazán
Montse Fornells ha sido durante 25 años, además de presidenta de la AAMST, la organizadora, coordinadora y la guía perfecta, de los viajes culturales de la Asociación. La echaremos en falta.
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